Una espiritualidad que entre en conflicto con las aspiraciones y deseos de las personas es una que está orientada al fracaso. Decimos esto y pensamos en las personas que han tenido que dividir su vida en experiencias religiosas que les han coartado la posibilidad de lograr sueños, cumplir deseos, llevándolas a una vida más o menos infeliz. Todo esto debido a que la comprensión comunitaria que tienen de la voluntad de Dios no estaba acorde con la idea de felicidad de las personas.
Lo que es cierto, es que los hombres y mujeres queremos, lógicamente, ser felices, realizarnos, lograr nuestras aspiraciones más profundas y deseos. Pero una espiritualidad entendida como lo hemos dicho estaría proponiendo un Dios que poco o nada le interesan los sueños de las personas, mucho menos la idea que tengan de felicidad.
Por otro lado, no sería sano presentar una mercancía de forma atrayente e ilusionar ingenua y falsamente a los clientes. No puedes vender hamburguesas haciendo una publicidad convincente sobre la carne de la misma y luego venderla sin carne. Me refiero a que una espiritualidad inaceptable es una que primero te ofrece vida eterna pero luego te da todas las barreras posibles, lista de cosas que debes cumplir o suprimir en tu vida para ganarla.
En palabras de Castillo, “no se trata de ofrecer una espiritualidad atractiva, sino plantear una espiritualidad auténtica. Una espiritualidad que sea coherente, con el Evangelio cuya organización es fuente y origen de cualquier espiritualidad que se diga cristiana”. (Castillo, 2011).
Sin embargo, el Evangelio no es un proyecto que se interpone con lo auténticamente humano, sino que precisamente quiere poner de relieve la plenitud de la humanidad que hay en nosotros y una ruta para que cada uno siga siendo el mismo y pueda realizarse. Nos quedan varias preguntas para reflexionar ¿La espiritualidad que vivo o conozco me lleva a vivir plenamente? ¿Me siento dividido o dividida entre mis sueños y lo que creo que Dios quiere para mí? Podemos ahondar en esto con la palabra de Dios. El evangelio según Juan expone: El ladrón sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10, 10.
¿La espiritualidad que vives ha venido a robarte la vida o está presente para que la tengas en abundancia?
En la próxima entrega veremos entonces ¿Qué es esencialmente espiritualidad?
Bibliografía.
Castillo, J. M. (2011). Espiritualidad para insatisfechos. Editorial Trotta.