¿Somos cristianos que predicamos el amor y el perdón? ¿qué estamos predicando en realidad? Lo pregunto porque a menudo me encuentro con personas que predican sobre la prosperidad, la culpa, el pecado, la condenación, el infierno, etcétera. Incluso algunos predican el cristianismo con un tono de supremacía moral (arrogancia). Y, yo pregunto: ¿En qué parte del Evangelio se muestra un Jesús tan arrogante e inmisericorde con su prójimo?
Es curioso, porque lo primero sobre lo que debe predicar un cristiano es el perdón incondicional y el amor sin medida: a Dios y a nuestros hermanos (nuestro prójimo). Sé por experiencia que muchos construyen Iglesia de este modo, atrayendo para Cristo y no para sí mismos.
Pero hay muchos otros que construyen para sí, no para Dios. Solo piensen en esos que se valen del cristianismo para abusar y oprimir a quienes les rodean: curas y pastores, lideres y lideresas de comunidades que abusan de sus ovejas, de sus fieles, les oprimen, les explotan, les violan, etc… Esta es una exhortación para todos, no solo para ellos, pues debemos empezar a predicar a Cristo y lo que Él nos enseñó.
Debemos alejarnos de predicar lo que creemos que Dios dice o usar el evangelio como un medio, en tanto que este es un fin en sí mismo, y predicar el mensaje en su forma más pura de perdón y de amor. Hay que alejarnos de evangelizar y predicar con resentimiento, con mala conciencia, hay que alejarnos de evangelizar y predicar con base en la culpa que trae consigo una ilusión de deuda, ya que a nadie le debemos y nadie nos debe. ¡Jesús ha pagado con su sangre nuestra deuda!
Por otro lado, debemos alejarnos de profesar un mundo inexistente. En este sentido un escritor surcoreano afirma que: “Los predicadores evangélicos actúan hoy como mánagers y entrenadores motivacionales, y predican el nuevo evangelio del rendimiento y la optimización sin límite.” (Byung-Chul Han. Psicopolítica)
No nos podemos comparar con maquinas a las que se les puede programar un positivismo irracional, es decir, esa creencia de que todo esta bien. La vida, implica sufrimiento, sudor y lagrimas. Acaso Jesús no lloró en el huerto y pidió al Padre le apartara ese cáliz de sufrimiento. (Lc. 22, 39-46)
No es posible que equiparemos la Iglesia con la cultura del mundo neoliberal en que nos encontramos, no podemos ver la Iglesia como un una empresa o un banco a la que solo asiste aquel quien tiene una o varias deudas pendientes.
Es hora de tener un encuentro profundo con Jesús Vivo a través de su palabra. Es hora de conocerle, de amarle, de continuar con su vida, con sus dolores y alegrías con su sacrificio por el prójimo. Dios no es una excusa para… Y mucho menos un banquero que atesora gracias a cambio de pecado. Dios es un Padre amoroso; Una madre fiel y cariñosa; Un hermano incondicional; Un amigo leal y sincero…