¿Quién es Dios para ti? Fue la pregunta que una persona me hizo hace un tiempo, por un instante, miré hacia a un lado y traté de dar una respuesta sencilla. Entonces respondí: Dios para mí es un formador, él es quien me enseña y orienta.
Dios me enseña todos los días a través de los demás, también se vale de los acontecimientos y por su puesto de su bendita Palabra. A través de estos medios me va indicando la necesidad de darle en todo lo que hago la gloria y la alabanza. Dios en su papel de formador expresa ante todo por su poderosa Palabra el objetivo de la vida de todo hombre y mujer: ser libre y feliz. Dios ejerce su papel de formador todo el tiempo, en especial a través de un espacio fuerte e intenso como el que estamos viviendo. Cuaresma. El pueblo de Israel una vez sale de Egipto, entra en el desierto ( Dt 8, 2-5) “Acuérdate de todo el camino que Yahveh tu Dios te ha hecho andar durante estos cuarenta años en el desierto para humillarte, probarte y conocer lo que había en tu corazón: si ibas o no a guardar sus mandamientos. Te humilló, te hizo pasar hambre, te dio a comer el maná que ni tú ni tus padres habíais conocido, para mostrarte que no sólo de pan vive el hombre, sino que el hombre vive de todo lo que sale de la boca de Yahveh”. En este camino Dios forma. Estructura a su pueblo, él lo ve crecer en la entrega para con él y además es el espacio para conocer lo que hay en el corazón de cada uno de los miembros de su pueblo.
Hoy grito ante todo el mundo y quiero que mi voz resuene por todos lados, Dios quiere intimar contigo, el desea profundamente descubrir qué piensas, qué hay en tus recuerdos, le interesa ante todo aquellos donde hay dolor, sufrimiento y maltrato.
Sabes, Dios quiere conocer tu manera de vivir, la forma cómo sientes y las cosas que influyen en tus decisiones. Esto significa que Dios quiera conocer tu corazón. Ahora bien, alguien podría decir en este punto, ¿acaso no me conoce ya desde que nací?, y la respuesta es sí, pero ¿tienes “consciencia activa” de esto? Es decir, ¿vives de esta manera?, ¿vives en tus momentos de soledad y desierto como si Dios te acompañará?
El camino por el que vamos (cuaresma) busca también la madurez en la fe, Dios quiere enseñarte cosas aún mayores, “Llámame y te responderé y mostraré cosas grandes, inaccesibles, que desconocías.” (Jr 33,3) tiene el deseo de enviarte a una misión, el primer objetivo de esta misión eres tú mismo, luego tu familia y por último todos aquellos que hacen parte de tu círculo más grande; el mundo.
Una fe madura se expresa en el amor, es decir, en la decisión que tomas tú y nadie más. Se trata de aceptar la propuesta de Dios para tu vida: hacerte libre y feliz. También se notará en el compromiso, en otras palabras, cuando lo encarnas, viviendo como un hombre y una mujer de fe que le pertenecen enteramente a Dios.
No olvides: Dios quiere tener intimidad contigo. Tu amor y compromiso son las dos pruebas que vas madurando en la fe.