María modelo de Virtud

Mucho se nos ha hablado de la Madre de Jesús, mujer que sin duda alguna ha sido inspiración para muchos cristianos a lo largo de la historia. Pero ¿cúal es la razón por la que ella es la mujer que Dios ama con gran predilección?. Todos sabemos que fue escogida, para que con su sí a Dios, nos abriera la puerta de los cielos, sin embargo; ella después de esto pudo libremente optar por otro estilo de vida, pero esto no pasó y hoy se le conoce por sus grandes virtudes:

1-María mujer del Silencio:

Esto es corroborado por la Sagradas Escrituras, cuando la Madre de nuestro Salvador escuchaba algún elogio hacia su hijo o hacia ella, guardaba todo en su corazón, en silencio las meditaba, no las pregonaba. Hoy a ejemplo de ella no pregonamos muchas cosas, dejemos que los hechos hablen por nosotros, que el silencio haga ruido, y de la mano de nuestro Dios forjemos lo imposible:

“Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado. Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho”. Lucas 2, 15-22).

2-María servidora y primera evangelizadora:

Cuando María se entera por boca del ángel, que su prima Isabel, de edad avanzada estaba en cinta, de inmediato va a visitarla y a cuidarla. María no se engríe porque es la Madre de Dios, más bien se dirige a servir y a proclamar lo que Dios ha hecho en su vida, convirtiéndose en la primera evangelizadora:

“En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lucas 1, 39-44).

3. María, la que tiene un amor sin límites a su hijo:

Un gran Santo de la Iglesia llamado San Juan Eudes, dice que el corazón de Jesús es el mismo corazón de María. Siendo el mismo Cristo engendrado en el seno de la Virgen, y no teniendo progenitor hombre, Jesús se parecía físicamente a su Madre. La sangre que derramó Jesús en al cruz era la misma de María, era tanta esa unión de Jesús con María, que una profecía predijo que una espada atravesaría el corazón de la Virgen por el precio de su padecimeintos. A ejemplo de María, amemos a nuestros semejantes, y seamos incondicionales . “Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: “Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.” (Lucas 2, 33-35).

4- María la fiel:

María era judía y ser la Madre de Dios no le impedía cumplir sus deberes en el templo. Por eso María es ejemplo de fe, de fidelidad a Dios, mostrándonos que esas virtudes interiores se resumen en exteriores, en coherencia con ese amor a Dios:

“Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta” (Lucas 2, 41-42).

5- María la que pone en práctica la palabra:

Muchas personas afirman que en el texto bíblico donde en una ocasión elogian a su María por su labor maternal para con Jesús, este la desprecia, y es lo contrario, pues Jesús lo que hace es exaltarla diciendo que dichosos más bien lo que ponen en práctica la palabra de Dios, refiriéndose a las virtudes por la cuales su Madre se caracteriza. A ejemplo de María escuchemos la palabra de Dios y pongamosla en práctica.

“Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.” (Lucas 11, 27-28). Además ella misma lo dice cuando el ángel le anunció que iba a quedar embarazada por obra del Espíritu Santo: “Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue”. (Lucas 1, 38).

6-María la que hace la voluntad de Dios:

María siempre está al lado de Jesús, eso lo podemos observar en la historia de las Bodas de Caná de Galilea, cuando faltando el vino de la fiesta, esta se da cuenta, y va en busca de su hijo para que lo solucione. Ella no hace su voluntad, no se engríe por esto, más bien: “Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.” (Juan 11, 5)

7- María la perseverante:

María estaba en la vida de Jesús desde siempre, desde el inicio hasta el final. Como ser humano tuvo que enfrentar la tentación de acompañar o dejar morir su hijo en la soledad, de quedarse o irse lejos por miedo a los que perseguían a su hijo, pero las Sagradas escrituras nos lo afirman que estuvo allí y nunca lo abandonó. Jesús la deja al cuidado de Juan el discípulo amado para que la llevara a su casa como Madre. A ejemplo de ella esperemos en Dios, perseveremos en su amor, no importando la situación o prueba que estemos pasando: “Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. (Juan 19 25-27).

8- María la orante:

Después de la ascensión de Jesús a los cielos, Él les promete la venida del Espíritu Santo, y cuando están a su espera, allí estaba María junto a los apóstoles, orando con ellos. A ejemplo de María oremos, estemos siempre en sintonía con Dios: “Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.” (Hechos 1, 12-14).

 

 

 

 
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