Después de recorrer un buen tramo de tu camino, Adora a Dios por aquellas cosas que te ha regalado, por tu vida, familia, amigos, un trabajo, amor incondicional, alimentos, entre otras cosas más. Alábalo y bendícelo porque Él es bueno, porque a pesar de olvidarte de su presencia, sigue a tu lado llenándote de grandes bendiciones.
Entra en un momento de oración, abre tu corazón y reconoce su grandeza. Adora a Dios por su desbordante amor, porque sabe perdonarte y te acepta tal cual eres. Para adorarlo, entra en intimidad con Él, ofrece tu corazón para que pueda postrarse ante su presencia, reconoce que es tu Padre y que lo amas con todas tus fuerzas.