Ante lo que vivimos día a día, nos vamos haciendo esclavos de muchos apegos que más adelante son prácticamente irrenunciables, por ejemplo: hoy nos cuesta dejar las redes sociales, y mucho más a los jóvenes quienes viven navegando gran parte del día en estas. Por otro lado, están los vídeo juegos, la televisión, las apuestas, el alcohol, la relación de pareja, entre muchos otros, infinidad de cosas que han llegado a nuestra vida y ahora nos cuesta renunciar a ellas.
Renunciar sin duda es algo difícil, y puede costar mucho hacerlo, pero te invitamos a reflexionar, que tanto te aportan estas cosas materiales y emocionales. Es bueno que en este camino de cuaresma dejemos atrás aquellas cosas que no nos aportan. Renunciar aquello que nos quita tiempo de vivir y compartir con las personas que amamos. San Juan Eudes tiene una oración en la que le pide al Padre que lo separe de él mismo, ‘Separarme de mí mismo, y de todas las cosas que me separan de ti’. Abramos el corazón y no permitamos que las cosas externas nos separen de Jesús, renunciemos y acerquémonos.