Liderazgo espiritual de impacto

Es un viernes por la tarde, el reloj marca las 18:00 horas, entro en un templo y percibo una soledad abrumante, un silencio aplastante, por un momento vienen muchas preguntas a mi cabeza: ¿Por qué no hay nadie aquí?, ¿Dónde está el sacerdote?, ¿Por qué no hay nadie en oración? ¿Qué se necesita para avivar esta parroquia? ¿Qué tipo de líder se requiere aquí?

La cuaresma de Moisés nos lleva a dar algunas respuestas. Al leer el libro del Éxodo se nos narra: “ Dijo Yahveh a Moisés: «Sube hasta mí, al monte; quédate allí, y te daré las tablas de piedra – la ley y los mandamientos – que tengo escritos para su instrucción. Moisés entró dentro de la nube y subió al monte. Y permaneció Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.” (Ex 24, 12.18) Moisés al liderar el pueblo nos dará tres actitudes importantísimas que nos llevarán a construir un liderazgo espiritual de impacto, para esto se necesita:

1. Ser intrépido: esto es de corazón grande y ánimo decidido. (2 Mac 1,3) El corazón, significa toda la persona, su capacidad de querer, amar, decidir, pensar. El corazón grande no hay sino uno el de Cristo, se trata entonces de apropiarse del corazón de Cristo para servirlo a él y a su Iglesia. Pero no basta el corazón; tener ideas, decisiones. Es preciso realizarlas a pesar de todo y por eso con el corazón viene igualmente el ánimo decidido, entonces, se es capaz de sobreponerse y superar cualquier cosa para cumplir su propósito. Corazón grande, porque un líder necesita tener el corazón de Jesús, precisa de un ardor especial, es decir, que todo su ser se convierta en una llama de amor, que arda sin consumirse ante frente a las adversidades y dificultades que conlleva la misión. No lo olvides necesitas sentir, decidir, amar y recordar como Jesús. A lo mejor te preguntes: ¿Cómo puedo lograr esto? La respuesta es sencilla: todo esto ya está en ti por el Bautismo, pues por este poderosísimo sacramento, no imitas a Cristo como algo que está fuera de ti, sino que él ya vive y reina en ti. Se trata de entonces que desde este momento; empieces a encarnarlo; lo hagas vida.

2. Asumir los sacrificios: Moisés permaneció durante cuarenta días y cuarenta noches sin comer pan ni beber agua: “Moisés estuvo allí con Yahveh cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las diez palabras.” (Ex 34,28) Estamos entonces frente a una tarea ardua que exige de él todo su esfuerzo entrega y dedicación. Los sacrificios son necesarios para crecer; en el caso de Moisés se trata de la comida y la paciencia necesaria durante estos días de escucha del querer de Dios para su pueblo, paciencia que también requerirá cuando tenga que comunicar la ley a sus hermanos, pues algunos tendrán el corazón en otras cosas. Hoy a ti que deseas ser un líder espiritual de impacto no se te pide dejar de comer, sino que encarnes esto en tu propia existencia.

3. Subir y escuchar: en el mundo de hoy, denominados por algunos sicólogos como el siglo espiritual, muchas personas desean ejercitarse en la oración, un líder no escapa a esto, él necesita entrar en una constante relación con Dios mediante la oración. Moisés es ejemplo claro en esta búsqueda constante, él sube y se postra ante Dios, él se deja impactar en lo más profundo del corazón. Ahora bien, Moisés no sólo sube a orar, sino escucha con su corazón dispuesto. Para una vez frente al pueblo, comunicar la palabra que en primera instancia lo ha trasformado a él. No hay duda que la Palabra que le dirige Dios causa tal efecto que lo transforma, lo llena, en consecuencia se dé la entrega generosa a Dios y al Pueblo.

Ten presente:

• Tu corazón es grande y tienes ánimo decidido.
• Dentro de ti está la fuerza de Jesús, búscala en tu corazón
• Los sacrificios son un espacio para crecer privilegiado, no los evadas.
• En el encuentro con el Señor: la oración no es negociable, haz valer este espacio.

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