Deja que el Señor te hable ahora

El tema de la juventud ha llamado la atención de la Iglesia en los últimos meses: basta recordar el Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, así como la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Panamá durante el pasado mes de enero. Pero, ¿por qué la necesidad de establecer diálogo con los jóvenes? Aquí dos ideas que nos ayudan a comprender esta necesidad y que nos pueden ayudar también en nuestro crecimiento espiritual:

El Señor te habla ahora, no mañana

Hablando del pasaje bíblico tomado del Evangelio de san Lucas (4, 20-21) que recuerda la profecía de Isaías sobre el ungido que llega para anunciar la buena noticia a los pobres, la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor, el Papa Francisco se ha detenido en la frase con la cual Jesús interpreta lo que ha leído: hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de escuchar. El obispo de Roma ha recordado, durante la Eucaristía con los jóvenes en Panamá, que el relato lleva a descubrir a Jesús como “el ahora de Dios que sale a nuestro encuentro para convocarnos también a tomar parte en su ahora”. En efecto, en Jesús se hace presente el futuro prometido de Dios.

Este “ahora de Dios”, en el que hacemos parte todos, debe llevarnos a pasar de este futuro prometido a un presente que se concreta en la realidad que vivimos: a veces nos parece mejor conformarnos con un “Dios a la distancia” que, aunque lindo, bueno, generoso, resulta ser un Dios que no incomoda, un Dios “domesticado”, porque el Dios cercano y cotidiano, amigo y hermano, nos pide aprender de cercanías, de la cotidianeidad y sobre todo de la fraternidad.

Para finalizar esta idea, es necesario sentir que Dios nos habla con rostro joven, con rostro alegre, pero sobre todo con rostro concreto y comprometido. De por sí, los jóvenes no son el futuro de la Iglesia: son el ahora de la Iglesia, son la Iglesia.

Ve y cuentas lo que el Señor te ha dicho

Cuando descubrimos que Dios nos habla ahora, entonces comprendemos que no estamos esperando una revelación pública distinta a la que sucedió con Jesús: si somos el hoy de Dios, Él nos está hablando en las situaciones concretas. El Papa Francisco pensaba, en su discurso al Voluntariado de la JMJ 2019, que quienes colaboraron debían ir a contar lo que habían visto: “no lo hagan con muchas palabras sino, como lo hicieron aquí, con gestos simples y cotidianos, esos que transforman y hacen nuevas todas las cosas, esos gestos capaces de armar lío, un lío constructivo, un lío de amor”.

Este es el gran diálogo de la Iglesia conjuntamente con los jóvenes: ellos son el ahora de la Iglesia y quieren ver en ella verdaderos testimonios del amor de Dios que logren contagiarlos para llegar a armar “un lío de amor” que haga de la Iglesia una comunidad viva donde Jesús es el polo de atracción por la manera como sus miembros lo reflejan.

Y tú qué lees, ¿has experimentado en tu vida diaria a Dios que actúa en todo momento?

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