Tercera Semana de Pascua SÁBADO – El “Amén” al discurso del “Pan que da la Vida”

Nos quedamos contigo, Señor
Juan 6,60-69
“Señor, ¿dónde vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna”

El “Amén” al discurso del “Pan que da la Vida”

El evangelio de hoy, nos presenta la escena conclusiva del capítulo 6 de Juan. Después de la multiplicación de los panes y los peces, de ayudar a los discípulos a pasar el mar en la noche y de hacer una maravillosa revelación del “Pan que da la Vida”, el auditorio de Jesús reacciona.

La primera reacción es un escándalo: “Es duro este lenguaje” (6,60a). Los discípulos manifiestan sentirse golpeados por la propuesta de “comulgar” a Jesús, de considerar que el hacerse ellos mismos pan que vivifica a los demás –a partir de la identificación sacramental con Cristo Crucificado- excede cualquier posibilidad humana razonable:
“¿Quién puede escucharlo?” (6,60c). En pocas palabras los discípulos expresan que no puede tomar en serio la propuesta de Jesús.

Jesús responde amablemente con cuatro frases. Dos preguntas y dos afirmaciones:

  1. “¿Esto os escandaliza?” (6,61). Los invita a examinar su reacción.
  2. “¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?” (6,62). Los invita a mirar el camino del Crucificado: lo que Jesús pide, Él lo ha vivido primero.
  3. “El espíritu es el que da vida, la carne no sirve para nada” (6,63ª). Los invita a tomar conciencia de que esto no se realiza por las propias fuerzas (carne) sino por el don vivificador del Espíritu.
  4. “Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida” (6,63b). Los invita a acoger la propuesta como un don: Jesús no nos pide nada que no podamos vivir, por eso en cada “palabra” suya el soplo del “Espíritu” nos ayuda a encarnarla.

Viene entonces la segunda reacción: el auditorio se divide en dos. Un grupo de discípulos se va de la escuela de Jesús: “Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con Él” (6,66). Otro grupo, encabezado por Pedro, se queda con Jesús y hace una bellísima confesión de fe (6,67-70).

Hay tres afirmaciones importantes en la declaración de Pedro:

  1. Una reflexión desencantada: “Señor, ¿Dónde quién vamos a ir?” (6,68a). La reflexión pone en guardia sobre las decisiones precipitadas, movidas por el impulso del sentimiento. Para tomar decisiones primero hay que reflexionar si no hay posibilidades mejores. Según Pedro no las hay.
  2. Una referencia a las palabras de Jesús: “Tú tienes palabras de vida eterna” (6,68b). Pedro se apoya en la promesa que acaba de hacer Jesús: “Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida” (6,63b). Comprende que el decisivo de Jesús es la vida y que Él está en capacidad de darla. Pedro muestra interés por este don.
  3. Un reconocimiento de la persona de Jesús: “Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (6,69). La confianza en Jesús es total: “creemos y sabemos”. El plural comunitario indica una fe eclesial. Reconoce en Jesús una relación especial con el Padre: “Santo” quiere decir que pertenece a Dios y está unido a Dios de manera total.

Pedro se apoya en el elemento decisivo y fundamental de la fe: la relación de Jesús con Dios, la pertenencia de Jesús a Dios. En Jesús está el don de la “vida plena”, por eso es que es preferible quedarse con Jesús, que alejarse de forma insensata.

Cultivemos la semilla de la palabra en lo profundo del corazón

  1. ¿Quién es Jesús para mí? ¿Por qué aún sigo caminando con Jesús?
  2. ¿Cuál fue la propuesta de Jesús que escandalizó a un buen grupo de discípulos? ¿Alguna enseñanza de Jesús me escandaliza y me parece imposible de vivir?
  3. ¿Qué ayuda ofrece Jesús para poder encarnar su Palabra?
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