Ver durante un buen tiempo a mi abuelo dedicado a la tierra y a su amor a ella, me di cuenta que se pueden sembrar muchos alimentos. Su forma de sembrar estaba caracterizada por el amor y la paciencia; con dedicación, se preocupaba porque la semilla quedara bien ubicada, con suficiente tierra, al igual que abono y agua. Después de un buen tiempo íbamos a cosechar, a recoger lo que él había sembrado. Ahora, si lo relacionamos con nuestro día a día, ¿Qué tanto cuidado tenemos en los lugares que sembramos?
Considero que nuestra vida y la de los demás son grandes campos en los que podemos sembrar infinidad de cosas, pero lo más importante es sembrar ‘amor’, en casa, con nuestros amigos, con los compañeros de trabajo, son terrenos que debes cuidar, para que a futuro recibas amor, escucha, amigos, abrazos, cuidado, etc. Esto es lo que puedes recibir cuando siembras con amor.