Ha terminado el Adviento, aquel tiempo en el que pudimos hacer un camino de fe rumbo a Belén, en medio de tantas situaciones como la que implica ponerse en camino, ir de viaje, pero aquí estamos, hemos llegado a Belén, y puede que sea una noche como aquella que vivieron José y María, después de un largo viaje, llegar a Belén, no suena muy fácil que digamos, pues, es encontrar un ambiente de desesperanza y desesperación, pues no hay lugar en posada alguna, y es también encontrar la calma y serenidad, pues nos espera un sencillo y humilde establo, lleno de incomodidad, frío, oscuridad, pero es ese lugar donde la el Dios de la Vida se va a manifestar y su luz brillará tanto que hasta los ángeles del cielo harán concierto cantando “Gloria a Dios, y paz a los hombres”.
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