Pablo nos dice que Cristo es nuestra Pascua (1 Cor. 5,7-8).
Durante la pascua, los hebreos sólo comían panes sin levadura, lechugas amargas y la carne de un corderito perfecto, cuyos huesos no se podían quebrar y a cuya sangre se atribuía un poder protector sobre los moradores de cada hogar. La Biblia dice que Cristo es el cordero sin mancilla (1 Ped. 1,19), cuyos huesos no se quebraron (Jn. 19, 36) y cuya sangre nos salvó de todo mal.
Después de comer la cena pascual, unos 1250 años antes de que naciera Jesús, los israelitas huyeron de Egipto, país en el que vivían esclavizados, y conquistaron la libertad. Los ejércitos egipcios quisieron impedirlo, pero Israel atravesó el Mar Rojo. Por eso Pascua es la celebración de la libertad, y cuando decimos que Cristo es nuestra Pascua estamos proclamándolo como libertador. Para ser libres nos redimió Jesús: Libres del pecado, libres del demonio, libres de miedos y de angustias, libres de muerte, libres de toda esclavitud.
Pascua es la fiesta de nuestra libertad. Es la fiesta de los panes ácimos (Lc 22,1), es la fiesta en que se indulta hasta a condenados a muerte (Jn 18,39). Es la alegría que lleva al pueblo a danzar mientras las profetisas, al son de los tímpanos, cantan en honor de Yahvé (Ex 15, 1.20). Pascua es nuestra fiesta, la capital de las festividades. Pascua es Cristo resucitado que hace arder el corazón de los discípulos. (Lc. 24, 32) y los llena de gozo grande (Lc. 24,52).
Pascua implica el paso de Dios en medio de su pueblo (Ex. 22, 17); por eso Cristo es nuestra Pascua porque en el Hijo encarnado, Dios pasa entre nosotros. Pasó, desde que vino al mundo en el seno de María hasta que subió a la derecha del Padre; pasó a través de la muerte hacia la gloriosa resurrección; pasó haciendo el bien hasta que, sabiendo que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre amó sin medida a sus discípulos (Jn. 13, 1).
Pascua es sacrificio, Pascua es libertad, Pascua es alegría, Pascua es peregrinar. Pascua es Cristo que se entrega, Cristo que libera, Cristo que bendice, Cristo que pasa.