Una de las cosas que más me sorprenden del Padre, es que envía a su Hijo a este mundo a pasar toda clase de experiencias, e incluso hasta una muerte de cruz. Me sorprende que se despoja por amor, pero por su gran bondad y desbordante amor, resucita a Jesús para que siga presente en nuestras vidas.
Me impacta el amor de Jesús, me agrada saber que alguien da la vida por mí, me llena de alegría saber que aquel hombre ha vuelto. Sencillamente decide amarnos hasta el final de nuestros días. Me agrada la sencillez de Jesús.
A veces se me hace difícil encontrar el sentido del por qué Jesús vuelve por nosotros a pesar de nuestra ingratitud, me cuestiono en como muchos lo dejamos en el olvido y aún así es fiel. Siempre pienso que su amor es incomparable puesto que lo da todo desde su humildad y desde ahí decide estar con los que ama.
Jesús decide quitar la piedra a la que muchos estamos sujetos, la observamos, nos gusta que esté en nuestro camino causandonos ciertos problemas, e incluso terminamos acostumbrándonos a esa piedra del sepulcro, que nos impide tener un encuentro con Jesús. Pero Él decide quitar ese obstáculo para que el camino quede libre y puedas ir a sus brazos, para que puedas estar a su lado.
Jesús está con nosotros y como lo dice San Juan Eudes ‘Nos busca con tanta insistencia como si de nuestra amistad dependiera su felicidad’. Quitó la piedra del sepulcro para tengas una experiencia con Él, y esto lo hace aquel que es fiel y quiere lo mejor para ti.
Permitamos abrir nuestro corazón, seamos sencillos y hagamos parte de nosotros aquellas acciones de Jesús en nuestra vida, por ejemplo, seamos fieles y brindemos amor. Permanezcamos en su presencia, para estar llenos de gozo por que ha Resucitado y esta entre nosotros.