Creería que el hombre es un poco terco, puesto que a pesar de vivir y pasar por una serie de problemas, dificultades o decepciones sigue confiando en aquellos que siempre le prometen y que al final lo dejan esperando.
Si las personas saben que otras les van a fallar, lo ideal es alejarse o hacer caso omiso a sus propuestas y discursos, pero no, aún así seguimos confiando en al algo vano, algo que nunca se dará. Se tiene una esperanza inútil, conscientes de que nos pueden fallar, aún así seguimos en nuestra terquedad.
Cuántos de nosotros hemos acudido a lugares en los que nos ofrecen mil soluciones, pero al final terminamos decepcionados. Muchos de nosotros acudimos a cosas no tan buenas, algunas que van en contra de nuestra fe, pero aun así se sigue confiando, se coloca primero otras cosas que a Dios.
Nuestro Padre debe ser el primero en nuestra vida, debe estar por encima de todo lo que se pueda imaginar. Él debe ser el rey de nuestra vida, debe ser nuestro amigo fiel, aquel que es importante y valioso para nosotros.
Hay muchas cosas que nos deslumbran hoy en día, la tecnología, redes sociales, dinero, que pueden llegar a ser nuestros dioses y que los podemos colocar por encima de nuestra vida, pensando en que eso nos dará lo que esperamos. Las cosas materiales tienen un fin, pero el Padre es aquel que es eterno y permanecerá en nuestra vida de manera fiel y amorosa.
Nuestro Padre, es aquel único Dios que expresa su amor por medio de su Hijo, es el único en dar una bendición día a día. Ningún otro dios ha sido capaz de crear un mundo para sus hijos.