Nos ponemos todos en la presencia del Señor y le suplicamos nos hable esta noche de una manera especial, nos ilumine, no nos olvide y nos enriquezca con la semilla de su Palabra, que la depositamos en el corazón y que con la lluvia del Espíritu la hagamos después crecer en la vida.
Él es el quien da el crecimiento. Hacemos estos ratos de oración de una manera especial en la noche, no solo porque ya pasó el trabajo del día y queremos dedicar un momento a orar y pensar en el Señor, sino, porque de manera muy especial el Señor Dios nos ha hablado en la noche.
Como que es una hora de calma de silencio, nos podemos recoger con más facilidad. tal vez el hecho de que no tengamos la luz que nos rodea por todas partes nos permite concentrarnos más, con menos distracciones.