“Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo.” (Jn 17,3). La Palabra de Dios es la herramienta a través de la cual conocemos a Dios, en ella encontramos su Voluntad y Él se nos revela en ella, para que podamos conocerlo, y así poder descubrir cómo vivir una experiencia de cercanía e intimidad con Él.
Todo creyente está invitado a vivir una experiencia de conocimiento de las Sagradas Escrituras, si auténticamente queremos conocer a Dios, en sus tres divinas personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es la Biblia el lugar donde comienza nuestra aventura para poder llegar a este anhelo.
Muchas personas buscan tener un encuentro personal con Dios, y lo tienen, pero a veces queda reducido sólo a los momentos de oración personal, y a otras acciones que hacemos, y no es que este mal hacerlas, solo que eso que hacemos, debe estar fortalecido por la Palabra de Dios, debe estar sustentado en ella, y para ello debemos conocerla lo mejor posible.
Algunos dicen: “es que la leo, y no entiendo nada”, pero hay que recordar que el mismo que la inspiró debe ayudarnos a conocerla, comprenderla y sobre todo interpretarla, el Espíritu Santo guió a los escritores sagrados, para que con su inteligencia y voluntad, le colaborarán a Dios escribiendo los textos que hoy conforman la Escritura. Claro está que antes de ser escritos, se realizó el proceso de Tradición oral, que permitió de generación a generación, contar los hechos y los portentos de Dios, de padres a hijos, y en las primeras comunidades cristianas, el anuncio oral del Evangelio, que luego se consignará y permitiera conocer la revelación plena de Dios en Jesucristo.
Conocer cómo se dio el proceso de escritura de la Palabra de Dios, es un tema interesante que debe apasionar a todo creyente que quiere conocerlo a Él, y quiere que Él mismo hable a su corazón, a su existencia. Iniciar ese recorrido es una tarea que exige esfuerzo, apertura y dedicación por parte de quienes quieren llenarse de ese conocimiento, pero también requiere de unas pedagogías adecuadas para quienes quieran aprender.
Septiembre es el mes de la Biblia, y por esta razón, se aprovecha este espacio para comunicarles algunos elementos interesantes, para quienes quieran de manera general acercarse al fantástico mundo de la Biblia, y en ella la Historia de Salvación que tiene sus raíces en el pueblo judío, pero que actualmente está destinado a todo ser humano que quiera recibir la bendición y la gracia del Dios Uno y Trino.
Es una tarea que no debería ser opcional en la vida de un cristiano, conocer las Sagradas Escrituras, deberá ser una autoexigencia, ya que el mismo Señor Jesús en Mt 7, 21-23 hace alusión acerca de cuando hacemos muchas cosas en su nombre, pero no nos preocupamos por conocerlo de corazón. “No todo el que diga ·Señor, Señor· entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán aquel Día*: ·Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Pero entonces declararé: ¡Jamás os conocí; apartaos de mí, malhechores!·
Esto no quiere decir que no vayan a ser reconocidas nuestras acciones en nombre de Dios, sino que hay que hacerlas de la mano del conocimiento que debemos tener del Señor, y para ello se nos vuelve a recomendar que si queremos alcanzar la Vida Eterna, y hacer la Voluntad del Padre, debemos conocer a las tres personas de la Santísima Trinidad que se revelan a lo largo de la Historia de la Salvación en el Pueblo de Israel y en la plenitud de la Revelación en Jesús a las primeras comunidades cristianas.
No es hacerlo por cumplimiento, es decir, porque toca, o por miedo, es por amor a Dios que se debe conocerlo, porque nadie ama lo que no conoce. Así que animo a todos los que leen estos artículos para que se motiven a continuar los que ya lo están haciendo, es decir, quienes estudian, y a empezar a quienes por diversas razones no lo han hecho.
Sabemos que Dios nos Ama, pero además es maravilloso descubrir a través de las Sagradas Escrituras, como Él hace las cosas para que podamos descubrir cuan grande es ese amor, y cómo quiere que actuemos en relación a Él y a nuestros hermanos en la fe. Arriesgate y déjate mover por la pasión y el amor a la Palabra de Dios, para que sea esa lámpara que alumbre tu camino y te conduzca a la Vida Eterna.