Nosotros, como verdaderos hijos de la Santísima Virgen María, debemos ser asiduos oradores del Santo Rosario, pero debemos considerar qué estamos haciendo y considerar su contenido, como lo revelo el papa Pablo VI, es una oración Cristocéntrica. SantoRosarioCompartir Navegación de entradas AnteriorBienaventurados en el EspírituSiguienteTercera Semana de Pascua Lunes – Pan de Vida (III): ¡Queremos más! Deja un comentarioCancelarTu dirección email no será publicada. Los campos requeridos están marcados * Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.