¡Aleluya!, ¡aleluya! ¡aleluya!, ¡El Señor ha resucitado! Queridos hermanos estamos en el tiempo maravilloso de la alegría, es el tiempo de la fiesta, es el tiempo del aleluya, es el tiempo de decir ¡Gloria a Dios!, porque tenemos un Dios grande, un Dios que venció la muerte, un Dios que fue capaz de resucitar.
Hermanos estoy contento, estoy feliz porque hoy domingo estamos celebrando la victoria, estamos celebrando el triunfo que la muerte no tuvo la última palabra, que el pecado no tuvo la última palabra, estamos viviendo el tiempo de la victoria. Hoy los altares se visten de blanco, los cirios se encienden, las campanas se suenan, ¡Que maravilla hermanos! porque el Señor ha resucitado y ahora yo te pregunto, ¿tú vas a resucitar?, hermano te pregunto, ¿te quedaste en el sepulcro, te quedaste en la muerte?, hermano ¡resucita con Jesús!, porque Jesús quiere que tengas vida y una vida en abundancia como lo dice su palabra.
¡Hermano Jesús ya venció la muerte! y tú ¿por qué vives la muerte, tú porque vives triste?, ¿porqué estás hoy acongojado o acongojada? si Cristo ya venció, si Cristo quiere que seas feliz. ¡Hermano resucita con el señor!, la tumba está vacía, ya no está Jesús en la tumba, Jesús ha resucitado, Él está contigo eternamente.
