La Historia que Conmovió al Papa

El 22 de septiembre de 2014, muchos medios presentaban en sus titulares una imagen muy conmovedora del Papa Francisco en su visita a Albania, cuando tuvo un hermoso encuentro con un heroico sacerdote llamado Ernest Simoni, de 84 años quien tuvo que pasar difíciles momentos en la historia de su país, por consecuencia de su fe, en medio de tendencias y pensamientos netamente comunistas, donde el ateismo primaba como característica de esta doctrina.

En el año 1955 comenzó en Albania un Régimen comunista que duro un lapso de tiempo de cuatro décadas. Albania se ha caracterizado por sostener entre los habitantes dos religiones básicamente, el Cristianismo ( ortodoxos y católicos) y el Islam. Pues bien, en la historia para aquellos que decían profesar su fe, no fue fácil, fue tiempo de muerte, de dolor, no solo para una religión en especifica , sino para todo aquel que sostuviera su creencia en aquel ser Superior. Con lo que a esto respecta, el Papa Francisco durante la rueda de prensa que tuvo después de haber estado en Albania, le preguntaron lo siguiente:

“Desplazándose por el bulevar principal de Tirana, bajo los retratos de los sacerdotes martirizados durante el régimen comunista, en un país donde el ateísmo de Estado estuvo impuesto hasta hace 25 años ¿Que ha sentido?”, a lo cual él respondió:

“Por lo que respecta a aquel período fue un período cruel: el nivel de crueldad era terrible. Cuando vi aquellas fotos… pero no sólo fueron católicos, también los ortodoxos, también los musulmanes… y cuando pensé en lo que les decían: «No tienes que creer en Dios». «Yo creo». Y ¡bum!, los mataban. Por eso digo que los tres componentes religiosos han dado testimonio de Dios y ahora dan testimonio de la fraternidad.”. Uno de esos testimonios de seguro, seria el del P Simoni, allí, estuvo aquel sacerdote presente en la historia de este país, donde existió en algún tiempo un literal genocidio. Relataba aquel presbítero, que en aquel régimen comunista se trató de eliminar la fe y el clero con “ arrestos, torturas, y asesinatos de sacerdotes y laicos, quienes derramando su sangre, algunos gritaban antes de ser fusilados: Viva Cristo Rey!. Por otro lado, seguía relatando aquellos momentos que él vivió, mencionó, aquel instante donde a él llegó un decreto de arresto y fusilamiento por haber dicho: “moriremos todos por Cristo de ser necesario” .

Continuaba diciendo que fue la Providencia de Dios la que hizo que su muerte y condena no se ejecutara prontamente, y en medio de esa espera conoció allí, a un prisionero quien fue enviado para espiar de él,y quien hablaba mal de aquel partido . a lo cual el padre le respondía con gran certeza, que Cristo les había enseñado a amar a los enemigos y a perdonarlos, y que se debían empeñar en el bien del pueblo, estas palabras llegaron a oídos del dictador y al cabo de algunos días lo liberó de la condena de muerte y a cambio de ésta, le imputaron 28 años de trabajos forzados, “He trabajado en los canales de aguas negras y durante el periodo de prisión he celebrado la Misa, he confesado y distribuido la comunión a escondidas”,mencionó el padre. Finalmente, el padre , fue liberado cuando ya el régimen comunista había llegado a su fin.

Al finalizar el relato de este testimonio, el P Simoni le dijo a el Papa : “El Señor me ha ayudado a servir tantos pueblos y ha reconciliar a muchas personas alejando el odio y al diablo de los corazones de los hombres” Y es allí donde surge aquel abrazo conmovedor, lagrimas del Papa, de los allí presentes y por su puesto de muchos otros espectadores. “Escuchar a un mártir hablar de su martirio, ¡es muy fuerte!” dijo el Papa, y de seguro que esto ultimo que dijo este admirable y respetado sacerdote es una gran reflexión en este tiempo donde estamos comenzando a ver y a experimentar nuevamente la guerra y la violencia, dándonos un llamado en primera instancia al amor, al perdón y al servicio.

Es bueno, refrescante y alentador escuchar testimonios como los de éste mártir que aun vive y testifica de aquella firmeza de fe que lo hizo confrontar tan difíciles circunstancias por amor a Cristo y a su Iglesia. Indudablemente aquellas lagrimas del Sumo Pontífice, expresaban una gran conmoción por escuchar a éste gran sacerdote narrando crueles momentos pero con aquel brillo en los ojos que hablaban del amor de Jesús, dispuesto a donarse por otros y a entregar su vida si fuese necesario por Cristo. Quizá, ésta sea la voz de muchos mártires que ya han partido a la presencia de Dios, de seguro testificarían como este sacerdote, a cerca de seguir amando, alejar el odio y por supuesto seguir sirviendo aun a aquellos a quienes se llaman enemigos.

 

Fuente: https://www.aciprensa.com/noticia, http://nationalgeographic.es/viaje-y- culturas/paises/albania-guia

 

 
Compartir
Entradas relacionadas