Casi una niña

Eras casi una niña desposada,
Y tu mente inocente no se explica,
Que un ángel ante ti casi suplica,
Que aceptes la misión a ti confiada.

Obra en ti el corazón, que no la mente
Que da su asentimiento al ángel santo,
Y diciendo que sí, ya mientras tanto
Te das con entusiasmo adolescente.

No das más tregua al fruto de la ciencia,
Que sabes entregarte a la misión
Con gran sabiduría y decisión,
Embargada por Dios y tu conciencia.

Es el árbol de la vida el que reclamas,
En tímida y resuelta adolescencia,
Poniendo sobre todo tu paciencia
Con calma, que es vigor que arde sin llamas.

Nadie se sometió con tal premura,
Ni hubo quien honor más grande obtuvo,
Ni nunca una mujer más grande tuvo
Misión divina, en esta noche oscura.

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