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La voluntad de Dios

Una antigua leyenda noruega cuenta acerca de un hombre llamado Haakon, que cuidaba una ermita a la que acudía la gente a orar con mucha devoción. En esta ermita había una cruz muy antigua. Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro. Un día, el ermitaño Haakon quiso pedirle un favor, guiado por un sentimiento generoso. Se arrodilló ante la cruz y dijo: «Señor, quiero padecer por Ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero reemplazarte en la cruz». Y se quedó fijo con la mirada puesta en la efigie, como esperando la respuesta. El Señor abrió sus labios y habló... Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras

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